Un jubilado perdió su billetera y le regaló un asado a los obreros que la encontraron


El hombre no solo pagó su ‘deuda’, sino que se quedó a disfrutar de un almuerzo muy especial con sus nuevos amigos.

Muchas veces, perder una billetera repleta de documentos y tarjetas suele ser un problema mayor que extraviar el dinero que pueda haber en su interior. Esto lleva a tomar todos los recaudos necesarios para protegerla y evitar cualquier contratiempo.

Sin embargo, quienes son ‘confiados’ y no prestan demasiada atención a la ubicación de los objetos personales pueden llevarse un importante disgusto si no corren la suerte que tuvo un jubilado de Neuquén cuando su riñonera se abrió mientras andaba en bicicleta y el contenido de la misma terminó en la calle.

Se trata de Luis García, un docente de Historia de 60 años que ya está retirado y que el martes pasado salió a ‘pedalear’ un rato, cuando una joven lo frenó mientras recorría una ciclovía para avisarle que su riñonera estaba abierta. Al revisar sus pertenencias, Luis comprobó que su billetera se había caído, por lo que comenzó a desandar el camino para intentar recuperarla.

Así fue como llegó hasta un grupo de obreros de la construcción, entre quienes se encontraba Pablo Fuentes. Pablo había encontrado la billetera de Luis y la guardaba con mucho celo para poder devolvérsela a su dueño.

Un jubilado le regaló a un grupo de obreros un asado porque encontraron su billetera. Foto Diario Río Negro.

En diálogo con el portal Río Negro, el jubilado aseguró que “creo en la gente, y creo bien. Jamás pienso mal del resto y creo que la persona honesta que encontró mis pertenencias estuvo en ese lugar por eso”.

“Esto fue una cadena de buenas intenciones. Si la chica no me avisaba, yo no podía saber luego en qué zona había extraviado mis cosas”, agregó.

LA MEJOR RECOMPENSA: LE PAGÓ UN ASADO A QUIEN ENCONTRÓ SU BILLETERA

Como las buenas acciones no se dejan pasar así nomás, Luis quiso darle las gracias a Pablo y a sus compañeros de trabajo por haber recuperado la billetera con sus documentos. Pero lejos retribuir la buena acción con algo de dinero o con las ‘muchas gracias’, el jubilado decidió pagar un asado para todos, incluido él.

Y como no podía ser de otra forma, dicho asado se comió debajo de la sobra de un álamo y al costado de las vías. “Que sirva para mostrar que todavía hay gente honesta y que es importante que se conozcan las buenas acciones como la de Pablo, principalmente para que otros las imiten”, confió Luis.

Fuente:Los Andes

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